¿Porqué mientes
si luego te arrepientes?
Después vienes llorando,
con la cabeza gacha,
y suplicas mi perdón,
como un verdadero pecador.
Cabrón, no lo intentes,
no pidas que te absuelva,
vive con lo que dices
y asimila lo que predicas.
Esa coraza dorada
pronto oxidada estará,
y esa máscara donde escondes tu cara
en polvo se convertirá.
Pues no eres nada,
ni nadie,
si tu vida es pura patraña.
Fotografía: Dora Maar